Reflexionar sobre nuestras prácticas pedagógicas nos puede permitir evidenciar la forma como concebimos a las personas con discapacidad en especial con discapacidad cognitiva, es pensar como ubicamos a estos jóvenes, a esos adolescentes, a esos niños.
No se trata de lo que la escuela haga o deje de hacer cuando sus alumnos tiene 12, 14. 18 años sino del modo particular en que mira a esos niños con discapacidad cognitiva, nosotros como maestros debemos favorecer que ese niño con discapacidad tenga la posibilidad de dejar de ser niño y se convierta en el adolescente, joven y adulto y todo lo que esto acarrea a nivel sexual.
Yo me pregunto será que pensamos que ese niño es un sujeto sexual, será que favorecemos su desarrollo sexual desde el inicio de su vida o por el contrario seguimos pensando que ellos no entiende, no saben y por ende no se dan cuenta de lo que pasa, de lo que sienten, y por ello no corregimos o encaminamos desde el inicio las demostraciones de afecto inadecuadas, la exploración del placer con otras personas (se frote sobre mi cuerpo o de otros compañeros) no les brindamos desde niño la posibilidad de tener intimidad, el respeto por un cuerpo que percibe los estímulos físicos de manera diferente a las de un bebe.
Al permitir que un niño con discapacidad tenga conductas sexuales que fácilmente si corregimos a sus pares “normales”, es negar que son seres sexuales. Como consecuencia de esto escuchamos palabras como “ es que no sé porque este joven tiene estos comportamientos”, “porque son tan libidinosos”, “porque siente la necesidad de besar y explorar el cuerpo de otra persona”, "yo como maestra que voy hacer ante estas conductas”, comportamientos que no fueron encausados desde el inicio de la vida de la persona con discapacidad cognitiva.
“la escuela tiene entonces un trabajo muy especial, que tiene que ver con hacer frente, con hacer oposición a una demanda social que la pretende cómplice de un proceso de perpetuación de lo infantil de los sujetos con una discapacidad mental...”[1]
por: Francy Buitrago Monsalve.
[1] Jaime, tallis. (2005). Sexualidad y discapacidad. Buenos aires: Niño y Dávila.pag,72.
2 comentarios:
Las limitaciones mentales en las personas son más, sesgados por un sistema que nos condiciona y nos hace excluyentes… qué puedes hacer para cambiar las cosas y ofrecer una mejor calidad de vida a los discapacitados.
esta reflexion nos invita a pensar en la importancia de la educacion sexual para todo inviduo ya que ocacionces invisibilizamos a las personas en situacion de discapacidad por los estereotipos sociales.
Publicar un comentario